Perdiste la inpiración

Señora, por favor, ¿Puede darme una moneda? La mujer le miró de arriba abajo, asqueada. ―¡Aléjese, sucio mendigo! La vio desaparecer al final de la calle, sin moverse de su sitio. ―Te acabarás acostumbrando, Bolígrafo ―le dijo su compañera acurrucada a su izquierda, mientras trataba de taparse con unos cartones―. Como hice yo. Era nueve […]

Leer más Perdiste la inpiración